Cultura Libre del Sur Global – Un Manifiesto
Nacido como un movimiento más o menos organizado a partir de una postura anticopyright, la cultura libre es, para la mayor parte de la población del sur (y también del norte) global, una incógnita. ¿La cultura libre es compartir cultura en las redes para todo el mundo? ¿Es acceso libre y gratuito a bienes culturales, con licencias que favorecen el compartir? ¿Es buscar prácticas de remuneración alternativas al copyright para autores y productores de contenido? ¿Es una crítica a la propiedad intelectual, en tanto esta restringe y criminaliza el intercambio de cultura, lo cual se agudiza aún más en Internet? ¿Es un movimiento social “digital” en favor del conocimiento abierto? ¿Es una cultura hecha de forma “libre”, sin amarras con movimientos, organizaciones y cualesquiera otros factores que hacen que la cultura esté apresada y cerrada?
En el Encuentro de Cultura Libre del Sur, realizado en los días 21, 22 y 23 de noviembre de 2018 en Internet, discutimos y buscamos respuestas para algunas de las cuestiones mencionadas y otras más. Durante las 6 mesas de debate del encuentro, las discusiones en las plataformas digitales y redes sociales, hablamos sobre políticas públicas y marcos legales de derecho del autor; digitalización de acervos y acceso al patrimonio cultural en repositorios libres; laboratorios, productoras colaborativas, hackerspaces, hacklabs y otras organizaciones que defienden y practican en el día a día la cultura libre; la manera en que nos insertamos en una red internacional para la defensa de los bienes comunes que la cultura libre también hace; las muchas formas de producción cultural —editorial, musical, audiovisual, fotográfica, encuentros— que se están realizando en el ámbito de las licencias y de la cultura libre; y las plataformas, contenidos y prácticas educativas que tienen lo libre como paradigma de acción y propagación.
Con los más de 200 participantes inscritos durante los tres días del encuentro, pensamos sobre las especificidades de la cultura libre en el sur global en relación al norte. La discusión sobre la libertad de utilización y la producción de tecnologías libres ha sido fundamental para la cultura libre desde el principio, pero creemos que en el sur tenemos la urgencia más grande de preguntarnos para qué y para quién sirven nuestras tecnologías libres. No basta discutir si vamos a usar herramientas producidas en software libre o si vamos a optar por licencias libres en nuestras producciones culturales: necesitamos pensar en tecnologías, herramientas y procesos libres que sean usados para dar espacio, autonomía y respeto a los menos favorecidos, económica y tecnológicamente, de nuestros continentes, y para disminuir las desigualdades sociales en nuestras regiones, desigualdades que son aún más visibles en el contexto del ascenso fascista global que vivimos en el 2018.
Desde el sur, tenemos que pensar en la cultura libre como un movimiento y una práctica cultural que propone dialogar intensamente con las culturas populares de nuestros continentes; que respeta y conversa con los pueblos originarios de América, que están aquí en nuestro continente viviendo en una cultura libre mucho antes de la llegada de los “latinos”; que defiende el feminismo y los derechos iguales para todes, sin distinción de género, raza, color u orientación sexual, identidad y expresión de género, discapacidad, apariencia física, tamaño corporal, edad o religión; que propone diálogo con la creatividad recombinante de las periferias de nuestros continentes, que están acostumbradas a compartir en sus comunidades y que son un blanco principal del exterminio practicado por nuestras policías regionales; que busca resguardar nuestra privacidad a partir de tácticas antivigilancia y de la defensa del derecho al anonimato y a la criptografía; y que lucha por la propagación de las fisuras en el sistema capitalista, buscando, a partir de una práctica cultural y tecnológica anticopyright, formas alternativas y solidarias de vivir en armonía con la Pachamama sin agotar los recursos ya escasos de nuestro planeta.
Pensar y hacer la cultura libre desde el sur requiere pensar en la urgencia de las necesidades de supervivencia de nuestros pueblos. Es necesario acercarnos a la discusión sobre el procomún, concepto clave que nos une en la lucha contra la privatización de los recursos naturales, como los océanos y el aire, pero también contra la privatización del software libre y de los protocolos abiertos y gratuitos bajo los cuales se organiza Internet. Acercándonos al procomún se amplía nuestro campo de disputa en el sur global y nos acercamos al cotidiano de comunidades, centrales y periféricas, que luchan en el día a día por la preservación de los bienes comunes.
Es importante recordar que el concepto “procomún” al que buscamos acercarnos debe ser pensado como algo en proceso, como un hacer común (“commoning” en inglés). Es decir, no tener en vista solamente el producto en sí —libros, videos, música, hardware o software libres— sino también nuestras propias prácticas y dinámicas a través de las cuales creamos juntos nuevas formas de vivir, convivir y también producir. Este es el hacer común. Por eso, es tan importante mantener vivas las redes que acabamos de activar, las conexiones que recorrieron todas las mesas y todas las plataformas en las que escribimos, grabamos nuestras voces, mapeamos y relevamos proyectos.
Para los próximos años, nos comprometemos a continuar los esfuerzos de hacer de la cultura libre un movimiento que, además de luchar por tecnologías, productos y prácticas culturales no privativas, también lucha por la reducción de la desigualdad social de nuestros continentes a partir del activismo por la autonomía, por el conocimiento en favor de comunidades más justas, autónomas, igualitarias, respetuosas y libres.
Tenemos como objetivos para los próximos 5 años (2019 – 2024):