Revista Matices y una nota sobre editoriales cordobesas

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Revista Matices y una nota sobre editoriales cordobesas

Los nuevos editores cordobeses combinan los canales tradicionales con nuevas estrategias de distribución y financiamiento. Además realizan un trabajo minucioso de edición y construcción de catálogos. Pero sobre todo, apuestan a imprimir su identidad en cada uno de los productos.

Mil hojas

Por Georgina Ricardi

Córdoba ha contado desde siempre con editoriales que, además de publicar principal y fundamentalmente a autores consagrados o de prestigio indiscutido, reservaban algunos insumos para dar a conocer a escritores locales. En proporciones mínimas respecto de las demás propuestas, las estanterías de los libreros cordobeses exhibían allá por la mitad del siglo pasado algún que otro título local, en papel económico y sin atractivo estético. Daniel Moyano por ejemplo, fue editado por Assandri a fines de la década del cincuenta.

Sin embargo, fue recién en las dos últimas décadas que la industria local ha logrado afianzarse de manera tal que muchos de nuestros escritores son premiados internacionalmente y sus historias se convierten en best sellers. He aquí un nuevo problema para los pequeños editores que, ni bien logran tenerlos en sus catálogos, los nuevos reconocidos comienzan a publicar con grandes editoriales. Al menos, en algunos casos.
Otro capítulo en esta historia ocupan las editoriales nuevas e independientes que durante la última década se han multiplicado en nuestra ciudad. Cada cual con sus propias características estéticas, de financiamiento, de contenido y de impresión: los editores más pequeños apuestan a darle identidad propia a sus producciones.

OTROS TÍTULOS

Bárbara Couto, Mauricio Micheloud y Vanina Bocco trabajan juntos en un estudio de comunicación y diseño desde hace años, pero hacía un tiempo les rondaba la idea de publicar lo que ellos decidieran y no sólo material encargado por otros. Así fue que en agosto del año pasado editaron su primer título: “Temblor y otros relatos” de Fabricio Esperanza, bajo el sello de Ediciones de la Terraza.
“Nosotros partimos con dos ejes centrales. Uno era que sean libros ilustrados, ya sean para niños o no. Y el otro es que sean libros publicados con licencias Creative Commons. Es decir que tanto el autor como el ilustrador estén de acuerdo con nosotros en que el libro tenga impreso el permiso para ser compartido”, dice Bárbara. “Es una apuesta a la cultura más libre. Hay distintos tipos de estas licencias, pero para publicar con nosotros, sí o sí, tienen que elegir alguna, nosotros no editaríamos de otro modo. Incluso hay muchas experiencias que demuestran que compartiendo se vende más”, agrega Mauricio.

En ese mismo sentido trabaja la editorial Dínamo Poético, una cooperativa que se dedica a editar libros de poesía, de manera artesanal y con una fuerte impronta estética: “Nosotros trabajamos con Copy Left. La idea es llegar a todos y si alguien quiere copiarlo, es un honor para nosotros”, expresa Juliana Bonacci, una de sus miembros. A diferencia de otras editoriales, el primer libro publicado por la Dínamo es de autoría propia y se llama “Hebras y lluvia”. “Nos decidimos con mi libro. Yo venía tomando talleres pero no se me ocurría llevar a las editoriales. Sabemos que si no sos conocido no te hacen una buena distribución ni una buena presentación. Creo que es posible otro modo de distribución y otra estética mucho más artesanal, y así fue como largamos”, dice Juliana al tiempo que explica de qué se trata su propuesta: “La idea es que el libro pueda sostenerse más allá del contenido como un soporte. Trabajamos sobre la idea de libro álbum. Es decir, que contenga texto e imagen y que esas imágenes no estén de adorno, sino que se complementen, que dialoguen. También proponemos otro tipo de distribución. Al ser artesanales, podemos llevarlos a ferias y a librerías también”.
Pablo Toia y Sebastián Maturano conforman Borde Perdido, una editorial cartonera cuyo taller de edición se encuentra en barrio General Bustos. Dicen que la editorial surgió con el fin de crear un modo de trabajo y no como un hobby. Se dicen editores que no dividen mucho el trabajo artístico del editorial. Conciben al artista como un trabajador y se asumen como trabajadores en ese sentido. “Nos interesa reivindicar el trabajo manual. Fabricamos los libros de cartón, pero no es necesariamente el único material en que podemos confeccionarlos. El cartón no nos limita ni nos define, creemos que de alguna manera funciona como un punto problemático de un determinado estado de la cultura. Creemos que es la evidencia de algo que florece a raíz de un determinado contexto de producción. Para nosotros es una problemática, no es algo que naturalmente deba ser así”, expresan. Ambos artistas plásticos, los integrantes de Borde Perdido también tienen un especial cuidado en la estética y el diseño. Las tapas se realizan siempre con una técnica gráfica. En el caso de su primer título, “Poemas sentimentales” de Silvio Mattoni, fue una xilografía o grabado en relieve.
Para Martín Maigua, responsable de Editorial Nudista, todo se fue dando de manera gradual. Luego de la experiencia denominada “Circo Invisible”, que consistía en un evento artístico que giraba alrededor de la poesía, pero en el que convivían otro tipo de expresiones artísticas, repararon en la evidencia de que muchos amigos y personas que conocían tenían libros inéditos, y que juntos podrían conformar un “catálogo maduro”. “Cuando armamos la editorial hace tres años, nos nutrimos de aquella experiencia. Me interesó ese espíritu de convivencia creativa que podía también reflejarse en los libros, o a partir de ellos”. Esa motivación de la que habla Maigua se refleja, por ejemplo, en la estética de las portadas que siempre está compuesta por una fotografía donde aparece el autor ficcionando su obra. Otra novedad de Nudista son los booktrailers en los que un productor audiovisual trata de captar el espíritu del libro de manera cinematográfica.
“Como siempre en este tipo de proyectos se requiere del esfuerzo de varias personas. Siempre estamos pensando y planificando los pasos a seguir. Los altibajos, en realidad, tienen que ver con las dificultades que se presentan en relación a la distribución, la economía, la comunicación, etc. Pero para superar cada obstáculo que se nos haya presentado hemos trabajado mucho y es lo que hacemos. Hoy somos una editorial que imprime por demanda y también editamos e-books, tenemos nuestra propia tienda virtual y mandamos nuestros libros a cualquier punto del país”, cierra Maigua.

Reproducimos aquí la nota de Revista Matices: http://www.revistamatices.com.ar/index.php/component/content/article/46-la-ciudad/424-editoriales-cordobesas.html

Ediciones de la Terraza

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